Hace un año pasé una tarde divertida y entrañable con Anna y Carolina, su mamá, haciéndoles fotos mientras corrían y saltaban. Y un año después hemos vuelto a pasar una tarde, más calurosa eso sí, en compañía y disparándoles fotos sin parar. Aunque las dos estaban algo pachuchas -¡esos resfriados en pleno agosto!-, aguantaron como unas campeonas.
La verdad que me ha encantado volver a ver a Anna y ver como ha crecido, y comparar las fotos de esta semana con las de hace un año y ver que aunque si está más mayor, su personalidad y su curiosidad por todo no ha cambiado. Desde luego es chulo ver como crecen, y tenerlo grabado en imágenes es rechulo!