Hoy os presento un reportaje de boda rural, una pareja de novios con unas ganas locas de fiesta. A pesar del calor, pues celebraron su enlace, aperitivo, comida, baile, fiesta y refiesta al medio día de finales de julio en una boda al aire libre, la actividad fue frenética durante todo el día.
Reservaron para ellos solos la casa rural de El Molino Galán, en Alborache, en la que muchos invitados se quedaron a dormir para continuar la fiesta por la noche, la madrugada y la mañana siguiente.
Los invitados, con sus sorpresas y regalos a los novios, los bailes entre plato y plato, y hasta concierto con canciones de Antonio Molina dedicadas a la novia se encargaron de que no hubiera un minuto de descanso ni aburrimiento. ¡Así que las fotos de esta boda no pueden ser más vitales y llenas de energía!
Hacía un par de años que no volvía a fotografiar una boda en este hotelito rural, y la verdad que siempre me ha encantado. Siempre he dicho que los reportajes de boda al aire libre tienen un plus. Rodeados de árboles, del canto de pájaros, un pequeño rio con patos… y sin límite de tiempo. Tenían además el espacio para ellos solos todo el fin de semana, así que también fue una convivencia en familia además de la fiesta de rigor.
¿Te gustan las bodas rurales, o las prefieres a cubierto? Yo, que soy más de campo, las prefiero al aire libre y rodeados de naturaleza. Desde luego esta boda en el Molino Galán de Alborache estuvo genial.