Y para calentar este frio otoño que ya se acaba, que no quiero que os enfriéis, os traigo este reportaje postboda en Jávea. Héctor y Gema, de los que justo debajo de este reportaje tenéis las fotos de su boda en Campo Anibal, se conocieron precisamente en las playas de Jávea, así que qué mejor lugar para hacer esta sesión de fotos que allí. En una de las fotos incluso sobre la misma roca donde se dieron su primer beso, ahí es nada, eso es romanticismo y lo demás tonterías. Porque para ir a la sesión sin comer -por aquello de aprovechar la mejor luz para las fotos-, aguantar el viento bien frio que había, y subirse a las rocas al borde del mar donde este fotógrafo los mandaba, hay que estar enamorados si o si.
Ya sabéis que yo siempre voy buscando naturaleza en mis fotos, me encantan los árboles, las flores – ¿alguien conoce un campo de girasoles cerca de Valencia?, por cierto – las montañas, y también el mar y playas desiertas donde poder tomar el sol, pasear y por supuesto hacer fotografías románticas.
Por eso, por ir siempre buscando árboles, ir a fotografiar a una playa rocosa al final de un acantilado tiene ese puntito de reto y de hacer algo diferente. Siempre digo que hay que salir de nuestra zona de confort, y aunque es más fácil decirlo que hacerlo, merece la pena el intento porque lo bueno siempre está fuera, os lo aseguro pues lo he comprobado.
El caso es que nunca había estado en Jávea -si lo se, no tengo perdón- y la verdad es que me encantó su costa y sus acantilados, y prometo volver en cuanto me vuelvan a invitar. Me dio pena ver tanto chalé y tanta urbanización donde antes seguro habían pinos y parajes preciosos, pero eso es otro tema.
Me lo pasé genial subiendo y bajando por las rocas y notando el agua de las olas salpicándonos, y sin sacar ni un solo árbol, o casi.
Lo dicho, aquí están las fotos de este día de playa, para que comprobéis la buena química que hay entre estos compañeros de por vida. Y si os apetece una sesión como esta, no dudéis contactarme:
Algunas fotos posadas están bien, pero a mi me encanta fotografiar la relación que existe entre una pareja, como con estos gestos de él protegiéndola a ella.
Bueno, algún árbol si que encontré, pero fue una excepción, que no todo va a ser blanco o negro!
Como no me gusta que la pareja pose para mí, muchas veces les pido que vuelvan a hacer el baile del día de su boda, o cualquier otro. Apenas hay que darles unos metros y se olvidan del fotógrafo, que los ve bailar como dos satélites pegados el uno al otro con magnética atracción.
Me encantan las fotos de parejas abrazándose y mostrando esos sentimientos tan auténticos. Fotógrafos de bodas!